¿Alguna vez te has preguntado por qué te gusta lo que te gusta?
En enero estuve en New York y un día, mientras caminaba por sus calles, me pregunté qué tenía esa ciudad que hacía que siempre volviera a ella y que me cautiva al punto de querer mudarme y vivir allí.
La respuesta a esta pregunta la encontré claramente hace muy poco.
New York es la ciudad más retratada del mundo.
No importa dónde vivas, si tienes televisión: tu mente ya ha estado en New York.
Recuerdo la primera vez que fui y parada en el Times Square me sentí dentro de una película.
Recorrer la ciudad en sí ya era mágico, al reconocer sitios y lugares en los que nunca había estado, pero que estaban guardados en mi mente desde hace años (gracias a muchas películas, series y fotos), nada me resultaba extraño.
Lo más impresionante de esto, es que hablando con muchas personas que han visitado por primera vez esta ciudad, me contaban que sentían exactamente lo mismo.
Puede que parezca poco romántico; pero nos gusta New York, porque es una ciudad que nos resulta familiar, y a nuestra mente le encanta eso.
Es un hecho que nuestro cerebro guarda información en forma de imágenes y, la verdad es que, de New York casi todos tenemos alguna.
La segunda razón por la que al menos a mí me encanta New York se debe a lo increíblemente impredecible y caótica que es, es una ciudad contradictoria en donde en una misma calle ves lujo y abundancia. Y si bajas y tomas el metro encontrarás indigentes, gente bailando, peleando o ratones.
El metro de NYC es casi un circo. Todo ese caos que a muchas personas les abruma, a mí personalmente me hace sentir como pez en el agua y, créeme, que si hubieras crecido en mi casa de infancia lo entenderías.
Fui programada, desde muy temprana edad, para lidiar con la contradicción humana, por lo tanto, paradójicamente, mientras más funcional y calmado sea un lugar, más aburrido lo encuentro.
Al leerlo me parece más bien triste, pero en este punto de mi vida sé, con certeza, que todo lo que vivido me ha convertido en lo que soy y es algo que veo desde el amor, porque sin ese caos que fue mi vida no tendría el deseo ni la capacidad de ser tu psicólogo hoy…
Así que bien, vuelvo al principio…
¿Te has preguntado por qué te gusta lo que te gusta?
¿Qué te es tan familiar que tu mente no solo te lleva una y otra vez, sino que se siente cómoda aunque ya no le sirva o le sea funcional?
Sea lo que sea, si te hace daño: deseo, desde el amor, que seas capaz de enfrentarlo y, quizás, si coincidimos en la vida, podamos transformarlo juntos…
Con amor,
Maryari Vera