Por qué evitar las comparaciones y el daño que pueden causarnos

Si observamos toda nuestra existencia, hay una constante: el cambio.

Desde que nacemos estamos sometidos a constantes transformaciones y adaptaciones. Por eso, aunque a veces nos dé miedo, el cambio es parte de nuestra existencia, de quienes somos.

Hay momentos determinados en los que, buscando un crecimiento o mejora personal, nos sometemos a procesos altamente retadores en busca de un cambio extremo. Puede ser un cambio de trabajo que conlleva un cambio de tareas rotundo, un cambio físico o de hábitos por nuestra salud o incluso tomar la decisión de iniciar terapia, por citar algunos ejemplos.

Y, a menudo, cuando estamos en estos procesos, caemos en la trampa de compararnos con los demás. Nos miramos en el espejo de las experiencias ajenas, midiendo nuestro progreso con base en las metas alcanzadas por otros, sin considerar que cada camino es único.

Este hábito comparativo puede ser una fuente insidiosa de frustración y desánimo: puede aniquilar cualquier progreso que quieras tener.

Cada proceso de cambio es, por naturaleza, un sendero personal. Comparar nuestro proceso de cambio con el de otros pone el enfoque en las diferencias en lugar de en nuestros logros individuales. Porque el otro quizá se adaptó con más seguridad y rapidez a un nuevo puesto laboral, o perdió peso más rápido, o habla con más conocimiento sobre hábitos saludables o ha avanzado de forma “ejemplar” con su terapia. Pero esto es lo que nosotros vemos del otro, midiendo lo externo sin entender el contexto de su proceso.

Compararnos con otros que tienen experiencias y condiciones distintas a las nuestras no solo es injusto, sino que también ignora las complejidades de nuestras propias circunstancias.

Es fundamental entender que el ritmo con el que avanzamos no refleja nuestro valor ni nuestro potencial. El éxito no se mide por la rapidez con que alcanzamos nuestras metas, sino por la perseverancia y la autenticidad con la que enfrentamos nuestros desafíos.

La verdad es que el camino hacia el cambio no es lineal. Está lleno de altibajos, momentos de estancamiento y periodos de avances rápidos, cada uno de los cuales es parte integral de nuestro propio desarrollo.

Las comparaciones externas pueden alimentar una narrativa negativa sobre nosotros mismos, distorsionando nuestra percepción de los logros y los obstáculos. Al enfocarnos en el progreso de los demás, es fácil pasar por alto nuestras propias victorias, por pequeñas que parezcan. Reconocer y celebrar lo que hemos conseguido, independientemente de cómo se compare con el camino de otros, es esencial para mantener una mentalidad positiva y motivada.

Además, cada individuo lleva una historia y un contexto único que influyen en su proceso de cambio. Las circunstancias personales, las experiencias previas y los recursos disponibles juegan un papel crucial en la forma en que cada uno avanza. Compararse con alguien que enfrenta una realidad diferente a la nuestra es no solo inapropiado, sino que también puede ser contraproducente. En lugar de eso, deberíamos enfocar nuestra atención en nuestro propio viaje, valorando cada paso que damos y aprendiendo de cada experiencia.

El cambio es una travesía profundamente personal y, al final, el único estándar que realmente importa es el que nosotros mismos establecemos. Así que, en lugar de compararnos con los demás, miremos hacia adentro, apreciemos nuestros logros y continuemos avanzando con confianza en nuestro propio ritmo.

Si vas a compararte, lo justo es que lo hagas contigo mismo. Dónde estabas, en relación con tu meta, hace 3 meses, hace 6 meses, hace uno o dos años. Midiendo los cambios en periodos de tiempo más largos podrás notar tus avances, todo lo que has logrado y el camino que has recorrido para llegar a donde estás hoy.

¡Celébrate y abrázate! Y cuando sientas que estás retrocediendo un poco o estás estancado en tu cambio, sigue adelante. La constancia es lo que hará la diferencia. Recuerda: estás haciendo lo mejor que puedes.

Con cariño,

Maryari Vera

@maryapsicoterapia

+56 9 4846 5271

maryapsicoterapia@gmail.com

https://www.maryapsicoterapia.com/

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