Las rupturas amorosas no solo implican la pérdida de una relación. También suponen un movimiento interno profundo: el derrumbe de una rutina emocional, el desarme de un proyecto compartido y, muchas veces, el desconcierto de no saber quién eres sin ese vínculo.
Volver a ti después de una separación es, en parte, una tarea de reconstrucción. Pero más que «repararte», se trata de reconocerte.
1. El duelo no es un obstáculo, es un camino
Lo primero que suele aparecer tras una ruptura es el dolor. Un vacío que a veces se confunde con desesperación o que puede presentarse como ansiedad, tristeza, enojo o confusión. Todas esas emociones son válidas y necesarias.
No apures el proceso. No se trata de «superar» a alguien rápidamente, sino de procesar lo que esa persona significó en tu vida y lo que su ausencia remueve en ti.
«Reconocer ese duelo te permite elaborar la pérdida, en lugar de anestesiarla con distracciones que solo postergan el verdadero trabajo emocional».
2. Reaprender a estar contigo
Después de una ruptura, muchas personas sienten que no saben estar solas. No porque estén incompletas, sino porque han estado demasiado tiempo volcadas en el afuera, en el “nosotros”, olvidando el “yo”.
Este es el momento de recuperar tu espacio interno. Volver a tus gustos, a tus rutinas, a esas partes tuyas que quizás fueron relegadas. Reencontrarte con tu autonomía no es solo un acto de libertad, sino también de autoafirmación.
3. Revisar sin culpas, mirar sin idealizar
Es natural mirar hacia atrás y preguntarte qué pasó. Pero cuidado con quedarte atrapada o atrapado en dos trampas comunes: la culpa excesiva y la idealización del otro.
En terapia, muchas veces trabajamos en resignificar la historia amorosa: ver con más claridad los patrones, las omisiones, las renuncias. Esto no se hace para buscar culpables, sino para recuperar poder personal y aprender del proceso.
4. Abrirte a nuevas versiones de ti
Una ruptura no marca un final absoluto, sino el comienzo de una nueva etapa. Tal vez no lo sientas de inmediato, pero con el tiempo descubrirás que una parte de ti también necesitaba esa separación para crecer.
Volver a ti no es regresar a lo que eras antes de la relación, sino avanzar hacia una versión tuya más consciente, más presente, más conectada con lo que deseas de verdad.
5. Buscar apoyo es parte del camino
«A veces creemos que sanar es una tarea que debemos hacer en soledad. Pero permitirte acompañamiento —ya sea terapéutico, emocional o espiritual— es un acto de autocuidado, no de debilidad».
Una ruptura puede ser una herida, sí. Pero también puede convertirse en una puerta. Y al otro lado de esa puerta, estás tú.
Con más fuerza. Con más claridad. Y con una nueva oportunidad para elegirte, ahora con más consciencia.
Estoy para ti,
Maryari Vera
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